jueves, 25 de abril de 2013

El arte de mentir según Igor Paskual


Igor Paskual: El arte de mentir, Difácil, 2012, 210 páginas.

Igor Paskual es cantante, compositor y con éste, su primer libro, debuta como escritor. Licenciado en Historia del arte, formó en 1994 un grupo de glam-rock, Babylon Chât, con el que grabaría tres discos con los que realizó cientos de conciertos. Desde finales de 2002, forma parte de la banda de Loquillo como guitarrista y compositor. Recientemente ha debutado con un disco en solitario llamado "Equilibrio inestable". Además de su actividad como músico, escribe sobre música en el diario El Comercio.

En mi opinión, El arte de mentir es un libro interesante, muy interesante. Por la clara polémica que suscita, por las intempestivas y a contracorrientes reflexiones que se postulan y, por último, -aunque el libro da más de si- por la valiente toma de partido por parte del autor en torno al tema de la mentira y en la cual nos apela a su reflexión junto a él.

El libro parte de las siguientes premisas:

1. Que la mentira, en el arte, se prefiere a la fea realidad.

2. Que en la vida se ha de mentir, pero que en el arte se ha de decir la verdad.

3. Hasta qué punto el arte no es en sí mismo artificio, es decir, mentira o en palabras menos, digamos peyorativas, negativas, una ilusión.

4. Y hasta qué punto podemos discernir si la vida de un artista -y también por ende la nuestra propia- no es una vida al servicio de las apariencias, de la ilusión, del engaño, de la superficialidad, de la mentira, en definitiva -y de ahí su título- al servicio de El arte de mentir.

En El arte de mentir encuentro varios logros que no he encontrado en libros teóricos sobre arte, en biografías sobre artistas o en los libros sobre filosofía del arte (estética): Uno de ellos es su verosimilitud entre lo que se vive y lo que se piensa. Y es que: ¿Quien está en mejor posición para reflexionar sobre las consecuencias y las implicaciones del discurso de la mentira y la verdad en la experiencia estética si no el mismo artista, -en este caso nuestro autor y músico- que se confiesa, sin rubor ni arrepentimiento y con total franqueza y pundonor consigo mismo, como alguien que practica en la vida el arte de mentir? Citándole: "Decoré mi vida con las mayores mentiras ... perseguido por la irresoluble cuestión de la naturaleza veraz o engañosa de mi vida y mi arte?" -páginas 208 y 209 respectivamente-.

En definitiva, me interesa la reflexión o el relato en torno a la mentira de aquellos en el que sus palabras se corresponden con sus vivencias vividas; en otras palabras, de aquellos que hablan desde la propia experiencia, sentida en su propia carne, en primera persona, arriesgando su pellejo. Donde lo que se dice es porque se ha hecho, y que, en el fondo, lo que se expresa es un profundo interiorizamiento y posicionamiento vital.


Una mentira con la cual el autor se confraterniza y que incluso afirma y justifica frente a la fealdad de la realidad. Una de las cosas que defiende su autor es que mintiendo uno, en el fondo, triunfa en la vida: adquiere fama, prestigio, éxito (con las mujeres, con los oyentes, en su carrera), reconocimiento, etc. Veremos en este modesto análisis que da de si éste polémico y audaz argumento.

Como he dicho más arriba, encuentro que este libro dice mucho más que algunos tratados sobre estética y arte, pues el que aquí escribe -su autor- es el primero en llevar a las máximas consecuencias su propia filosofía de vida, su estetización del arte. Aquí no hay incongruencia ni falsa pose entre lo que se dice y lo que se hace, si no todo lo contrario.

Así pues, encontramos a un autor que desnuda su alma, -por cierto, un alma decandentista, romántica, ilustrada, libertina todas juntas pero no revueltas-, a modo del Don Juan de Lord Byron, que parte de una actitud estetizante sobre la vida -lo bello, ilusorio o no del arte frente a lo feo de lo real- para formularse preguntas pero también darse respuestas. En este sentido Igor se pone al lado de la estétización del arte tal y como teorizo Oscar Wilde: "necesitaba una nueva Biblia. Cuatro o cinco años más tarde la descubrí en la biblioteca del Instituto:El retrato de Dorian Gray" -página 89-.
En sus páginas, encontraremos varios caminos por los que el autor quiere transitar:

El primero, explica el largo tránsito, -road, la carretera como viaje iniciático-, que ha de transitar una banda de rock para llegar a la cumbre, -al top, como diría la canción de Ac/dc-. Su descripción, de una sinceridad brutal, se convierte en honesta y realista. En este episodio se mezcla entre profunda suciedad, -sleaze en el argot musical- visceralidad y sexo, aquello que se encuentra tras el escenario, tras los camerinos (mujeres deseosas de acostarse con la estrella de rock de turno, drogas, alcohol, etc), de los conciertos, de su supervivencia, etc. En esta parte, el autor nos introduce en parte de la vida de una "estrella del rock": Sus anhelos (sobre todo de fama y de éxito musical), sus deseos (sexuales), episodios cargados de un fuerte contenido sexual, y también sus decepciones y, finalmente, el hastío físico sexual y su reencuentro con lo erótico... En este camino, se pone de relieve su intrínseca relación entre música, estetización y actitud. En pocas palabras, nuestro autor es un Don Juan del rock.

El segundo camino que emprende el libro es el de recoger ejemplos -personajes históricos, musicales, etc- para, en el fondo, defender una postura estética cercana a la figura del héroe. Pero no un héroe cualquiera... Únicamente se defiende aquel que se compromete con su comunidad, con el bien común, que recoge la tradición en la que se inserta pero que ya es algo nuevo, algo de los nuevos tiempos; una figura que respeta el pasado pero que quiere forjarse un presente. Así, entre otros, defenderá la figura de los kamikazes que participaron en la Segunda Guerra Mundial frente a otros supuestos "libertadores"..., y estableciendo afinidades electivas entre personajes tan dispares a simple vista como Alfonso X el sabio, Fleming o Idelfonso Cerdà e incluso David Bowie. En esta reflexión, la figura del "heroes", del héroe noble está plasmada en estos ejemplos.

Finalmente, encontramos, la parte que entronca directamente con el título del libro, pues si el héroe y el esteta don juan ya se han formulado y creado, ahora sólo cabe esperar las profundas reflexiones que pensamiento, actitud y vida han labrado.

La primera constatación es de que nos encaminamos hacia la teorización estética sobre la vida , o lo que es lo mismo, la estetización del arte frente a la realidad. Y aquí nos introducimos ya de lleno en el problema que plantea el autor con su libro. El autor del libro prefiere la mentira en el arte -si es así- a la verdad de la cruel realidad.

¿En qué términos plantea Igor Paskual que el arte es mentira? En palabras del autor: "si consideramos que el arte tiene una parte de artifico, entonces ¿Debemos llenar la vida de artificio y convertirla en arte? ¿Dónde quedarían la verdad y la mentira? Si el arte ya no es un ente separado de la vida e incluso nosotros mismos somos arte, apenas habría nada falso o verdadero, sino bello o feo. Lo verdadero quedaría reducido al ámbito de la ciencia que, por otra parte, es un aspecto muy concreto del conocimiento?"  (...) Desde mi juventud percibí que la vida era fea, desproporcionada y mal rematada, y deseé con todas mis fuerzas que fuera como un cuadro (...) Por eso decoré mi vida con las mayores mentiras, protegiendo el devenir de los acontecimientos de todo defecto, y mácula que interrumpieran una buena narrativa" (...) Estoy perseguido por la irresoluble cuestión de la naturaleza veraz o engañosa de mi vida y mi arte, ambos son una tela araña que envuelve lo natural y lo artificial sin distinguirlos. Porque si yo dijese que todo lo que cuento en este libro no lo he vivido y es mentira ¿a que lo cambiaría todo". ( páginas 208, 209 y 210).  ¿Vemos aquí lo que decíamos de la teorización estética del arte en primera persona?. ¿Que nudo gordiano nos atraviesa la garganta, verdad amigos?

¿Que sutil diferencia existe entre lo natural y lo artificial, entre la verdad y la mentira? ¿Es posible hablar de mentira y verdad en el arte o no?

Yo también me hice y me sigo haciendo este tipo de preguntas desde hace tiempo y si bien no hay una respuesta absoluta a esta encrucijada del pensamiento, a esta paradoja del ser humano, bien es cierto que vamos a tratar de arrojar un poco de luz sobre el enigma.

En mi opinión, Igor Paskual comete un primer error de apreciación pero de vital importancia y que cito textualmente: "Yendo un poco más allá y llegando a Foucault, éste proponía que los seres humanos, a través del esfuerzo, nos convirtiéramos en obras de arte para que la vida quedase dignificada". (página 208). Préstese atención a ese "nos convirtiéramos". Foucault no dice que nos convirtamos en obras de arte, si no que, y cito de Foucault textualmente: "Hacer de tu vida una obra de arte". Este "hacer de tu vida" es una labor ética, que va ligado a una ética del cuidado de sí mismo y a una ética de la verdad. En la expresión "Hacer de tu vida una obra de arte" se fusionan ética y estética, vida y arte van de la mano. Así pues, ese erróneo "convertir" no es un priorizar el arte frente a la realidad o en otros términos evadirse de la realidad para abrazar sin contemplaciones el arte. No es rechazar la realidad y abrazar a ultranza el arte, si no que, por el contrario, hay una relación intrínseca entre los dos y que como he dicho está ligado, por tanto, a un cuidado -estética- de la verdad -ética-. De un arte y de una vida que son verdad; no de un arte, desligado de una realidad, de una vida, que no lo es.

Pero si aceptamos que también el arte es ilusión, artificio, <su doble>... ¿En qué términos lo podemos llamar real, verdadero? Pues el arte que sabiendo que es ilusión, un doble de la realidad, no por ello, moralmente o amoralmente, evade la realidad, la rechaza -cosa propia de la moralidad, por cierto-, porque lo real no se puede rechazar totalmente so pena de caer en la falsedad y, porque no decirlo, en la locura.

 
En definitiva, se constata en el arte lo doble, es decir, su parte de ilusión, creencia, artificio, -¿por qué no?,  etc- que, no obstante, afirma la vida y, por el contrario, se rechaza lo doble en el arte que la rechaza. La realidad-artística puede ser plena, sin mentiras, como proclamaban Aristófanes u Horacio.

No obstante, y a pesar de mis pequeñas críticas constructivas en aspectos puntuales del libro -su interpretación del arte y de la realidad-, es un libro que goza de una veracidad artística por los cuatro costados. Es el único músico que yo conozca que se ha atrevido a meterse en las profundidades del pensamiento y de la parte estética del arte.

Igor Paskual si me lees, ¡eres un filósofo! ¿Verdad o mentira?

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