martes, 11 de diciembre de 2012

De vez en cuando y para siempre...






Vivimos en una rutina diaria de obligaciones, compromisos, responsabilidades y actos. La vida es necesidad -necesidad entendida como algo, en este caso la realidad, que está ahí siempre, que se da necesariamente- y azar; necesidad que es causalidad -concepto categórico de causa- y casualidades -de casual, azar- a su vez.

Así, tras el aparente ir y venir de los acontecimientos, cosas y personas en nuestra vida, en esa repetición a simple vista rutinaria de nuestro día a día, no obstante existe la posibilidad de lo nuevo, de lo diferente: de que las cosas pueden llegar a ser diferentes. 
"De vez en cuando" el azar, el acontecimiento casual irrumpe en la necesaria cadena de necesidad de la vida deviniendo, además, algo que se convertirá para nosotros en algo eterno, para siempre.
Por otro lado, lo eterno también puede ser casual, azaroso a diferencia, por ejemplo, de lo que decía Platón el cual sólo dota de status de eternidad a lo que no cambia ni se somete al cambio porque -para Platón- sólo ésto puede ser eterno y objeto de conocimiento y de verdad. Las ideas, son los modelos, los arquetipos perfectos que están en el mundo de las ideas y para los  cuales  las copias de este mundo sensible -las cosas y sus acontecimientos azarosos o no- sólo son falsos, meras copias que participan del modelo ideal.
Por contra, proclamemos amigos: "de vez en cuando y para siempre"...
Dejemos entrar en nuestra mente al azar -¿no es en el fondo una disposición psicológica?- en nuestra vida programada, rutinaria, confortable, repetida y necesaria... "para siempre".

Alfonso García












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