lunes, 17 de diciembre de 2012



2ª parte: El ser y el no-ser

Comencemos este segundo apartado, hablando del ser y del no-ser o lo que es en otros términos sobre lo que es y lo que no es, realidad e irrealidad.

Platón es quien otorga al no-ser entidad de ser, cometiendo el famoso parricidio contra Parménides que había afirmado que lo que es es y lo que no-es no es; quien establece la dualidad entre mundo sensible y un mundo trascendente; quien atribuye al ser una entidad trascendente y eterna.

 
Sin embargo, en la concepción platónica sobre el no ser  hay algo interesante. Como decíamos anteriormente, en algunas de nuestras opiniones está más presente la idea del no-ser de lo que estamos dispuestos a aceptar... del no-ser como simulacro, como artificio, ¿Cómo entender, si no, la fascinación e incluso creencia en, por ejemplo, las supersticiones, la magia, y lo falso;  y en cuestiones más personales, nuestro gusto por lo irreal, lo absoluto, la pasión, por la mentira?.

Aunque estoy en contra del dogmatismo platónico que tilda de mentira, de falso, de simulacro, de copia al no-ser entendido éste como lo que no se corresponde, no participa de la Idea, del modelo perfecto, de lo que es. Sin embargo, Platón es quien "abre" esta nueva vía para comprender la realidad; una realidad sensible que  no es y una realidad transcendente que es.

 
Con Rosset, y aquí su acierto, veremos, mediante ejemplos de la vida, como el no ser tiene su entidad en la realidad y, que a veces, es más o menos irreal, más o menos falso, pero lo que el libro de Rosset querrá, sobre todo, decirnos es que lo principal es criticar que el no-ser, el irreal, se oponga a lo real -temática ésta central en la obra de Rosset-; que incluso hay grados y grados en este gusto por lo irreal e incluso se llega a defender su existencia si lo que se pretende es sembrar una ilusión irreal y mágica únicamente.


Gusto por lo irreal e ideal irreal

En este sentido, Rosset hablará de una "Locura aguda" que consistirá en tomar en consideración lo que no existe. Y por otro lado, de una "locura suave" para hablar de este gusto por lo irreal que consistirá cuando sólo se tiene lo que no existe por más interesante que lo que existe. No afirma la existencia de lo que no existe si no que se contenta con preferir lo irreal a lo real, es el gusto por lo irreal, gusto por lo falso, por el artificio o por el engaño. Por ejemplo, un ilusionista o las miniaturas que evocan las innumerables facetas de lo verdadero, incluidos sus aspectos más desconcertantes y paradójicos. Su intención es sembrar la confusión en la mente, que uno llegue a dudar no ya de la verdad si no de la diferencia entre la verdad y el error, de la diferencia entre el objeto verdadero y el objeto falso. No tiene por objeto rechazar lo verdadero, sino la paradoja de la existencia, y se contenta con tomar su relevo, ilustrando el hecho de la existencia, que es la rareza misma, con algunas rarezas complementarias. Lejos de suscitar inquietud, provocan un placer. Juega con la realidad simulando su desaparición momentánea.

Sin embargo, el gusto por lo falso y el artificio es diferente. Gusto por lo irreal que implica la idea de que el no-ser no es una variante del ser, sino, por el contrario, una entidad independiente del ser que posee cierta existencia particular. Por ejemplo, el no-ser de Platón. Parricidio de Platón respecto a Parménides.

Platón sabe bien que está imponiendo su opinión: a saber, que está estableciendo la posibilidad del error, de la mentira en el discurso del sofista, en el discurso que es <doxa>, opinión. Así, impone un "derecho" filosófico a decidir sobre lo que es y lo que no es.

En este caso, existe una atracción por lo irreal en detrimento de lo real. Una evocación del deseo para luego perderlo en la transcendencia... ¿Por qué está transcendencia filosófica? 

En opinión de Rosset, esta atracción por lo irreal, por el ideal, es un deseo que es incapaz de constituirse y de darse objetos; de manera que es más la incapacidad de desear que el deseo mismo el que está en el origen de la elección del objeto irreal en detrimento del objeto real. Falta de apetito del desear. Interés en otro sitio y poco interés en el aquí.

Siguiendo a Montaigne, Rosset afirmará que la mente se extravía a causa de ella misma. "La fuerza de la mente es su vulnerabilidad también, pues goza de una libertad tal que le permite emanciparse de las enseñanzas del cuerpo", dirá.

En lo que respecta a esta cuestión, Rosset hace una interesante análisis sobre los extravíos de la mente y pone algunos ejemplos. En el romanticismo, por ejemplo de Mallarmé, en el cual lo propio del deseo habitual del hombre es una falta de apetito o de un "hambre que de ningún fruto aquí se regala. Y es que para el autor que aquí tratamos "el mejor de los mundos no es un mundo en el que se obtiene lo que se desea, sino un mundo en el que se desea algo".

Otros de los que habla Rosset es el de los extravíos de la mente respecto al cuerpo. Y aquí pone a Montaigne como ejemplo contrario a Platón. Montaigne afirmará que si la mente patina es a causa de que ya no se deja guiar por el cuerpo- la fuerza de la mente es también su vulnerabilidad, pues goza de una libertad tal que le permite emanciparse de las enseñanzas del cuerpo-.

Otro de los ejemplos de extravío de la mente, es decir, de esa locura suave de la que hablábamos al principio, es la avaricia. La avaricia que es un gusto exclusivo -y excesivo- por el dinero y de su imposibilidad de gastarlo en pos de una ganancia futura...

O la búsqueda de lo Absoluto, tan común al idealismo y al romanticismo alemán. "La pasión absoluta- dirá Rosset- consiste en codiciar un objeto irreal y bastante raro. Pasión corriente con objetos irreales, es decir, en objetos inaccesibles o bien en objetos ajenos a los intereses de la persona".

Asimismo, Rosset tratará sobre las pasiones concretamente sobre "el todo apasionado". Así, este todo apasionado es el estado del ánimo que se "imbuye por completo en el proceso pasional de sustitución de intereses reales por intereses imaginarios y de bienes tangibles por males ilusorios. Ejemplo de ésto son los celos, o ese todo -y tono- apasionado producto de la lejanía.

Por último, en esta lista de locura suaves, extravíos de la mente o de gusto por lo irreal, Rosset hace una opinión cuanto menos polémica, a mi modo de ver. Así, habla de "aquellas actividades mentales o físicas que no tienen el menor interés tangible para nadie". Cito lo siguiente: "Igual que aquel personaje que nos presentan Quintiliano y Montaigne como ejemplo de perfecta ineptitud, capaz de enhebrar garbanzos en una aguja desde lejos y cuyo virtuosismo recompensó Alejandro Magno con el regalo de de un celemín de garbanzos -regalo de evidente ironía.... ¿Incontestable al fracaso? ¿Proeza absurda? o como dice Lacan: "hazañas imaginarias en una situación de extravío". Ahí queda eso.

En definitiva,  todas ellas locuras que beben -dice Rosset- "de una necesidad de alimentarse de bienes imaginarios , nacida de una incapacidad de satisfacerse de los bienes reales".







En definitiva, Rosset clarifica que el filósofo debe comprender el ser y el no-ser. Que ser y existir son conceptos equivalentes y no separados; por tanto que no existe el ser por un lado y el ente por otro lado. Y que el no ser existe, pero no en la concepción que le da Platón al no-ser, decir, como el discurso falso, mentiroso de la opinión del sofista, es decir, de la mayoría de discursos que no son de ciencia -episteme- o dialéctico-filosófico -auténtico conocimiento-, si no, por el contrario, que el no-ser existe bien como "locura grave", es decir, considerar que el no ser existe, pero no como falsedad ni error si no como únicamente extravío de la mente; y también como "locura suave" entendiendo esta como el gusto por lo irreal que consistirá cuando sólo se tiene lo que no existe por más interesante que lo que existe.

En mi opinión, de los conceptos ser y no-ser se extrapolan consideraciones muy importantes sobre, por ejemplo, conceptos como <verdad>. Así, el concepto verdad se concibe, se entiende, se pone intrínsecamente en relación entre el ser y el no-ser. Así, una cosa será aceptable en su consideración de verdad en su relación con su realidad y con lo real; por ejemplo, la magia existe en el sentido de que es un gusto por lo irreal que sólo prefiere lo irreal a lo real pero que no lo niega, aunque disfrace y haga pasar por verosímil lo inverosímil. Por tanto, a  mi entender, parece que una cosa es lo real y otra la realidad.

En el capítulo tercero del libro, Rosset trata otra forma de admitir la inexistencia del no ser, pero al mismo tiempo dotar al ser de una duplicidad que le permita, según las necesidades del momento, "ser lo que es a la vez que lo que no es: el ser es doble. Ésta duplicidad del ser, esta forma de hablar contradictoria, la encontramos en el alma crapulosa que sólo realiza sus malas acciones en la medida en que se defiende de cualquier sospecha sobre su voluntad de obrar mal. Así, por ejemplo, existe el gangster que mata sin compasión y que, por el contrario, al mismo tiempo detesta ver sufrir a una de sus víctimas. Otro ejemplo, es el de aquellas personas que dicen una cosa pero pretenden otra, algo así como que uno hable pretendiendo no ser escuchado, aunque sepa perfectamente que va a serlo.

En cuanto a esta duplicidad, para Rosset, no hemos de verla como producto de la hipocresía y de la mala fe, si no que no es más que una banal ilusión -desagradable, por cierto-, producto de la ilusión y de la alucinación de un ser doble. 

El capítulo Moral y crápula habla de la moral de los truhanes, gangsters y gente de dudosa moral. Para Rosset, los truhanes, contra lo que pueda parecer, exhiben una moral que a grandes rasgos es de tipo kantiano. ¿En qué sentido os preguntaréis? En el sentido de que el truhán utiliza argumentos morales para justificar sus actos más reprensibles. El famoso imperativo categórico que Kant anuncia en los Fundamentos de la metafísica de las costumbres: "Actúa únicamente según aquella máxima que puedas querer al mismo tiempo que se convierta en una ley universal", según Rosset ésta es una máxima de carácter terrorista, pues "se propone hacer de una disposición particular una ley universal lo que es proselitismo intolerante y fanático". Kant dice en su libro Fundamentos: "De todo lo que es posible concebir en el mundo no hay nada que pueda ser tenido por bueno sin restricción, fuera de una buena voluntad". Esta supuesta buena voluntad choca con la afirmación nietzscheana de que el destino de toda intención moral sea siempre desembocar extrañamente en los efectos más escabrosos, inmorales e inmundos. Según Nietzsche, la coincidencia entre el deseo de obrar bien y un efecto contraproducente es frecuente. Es lo que podríamos llamar la "paradoja de la moral". Afirmación que da lugar a pensar que si todo bien pensante se revela en la práctica como un mal hechor, quizás sea porque todo malechor es de entrada y necesariamente un bien pensante. Connivencia entre el <bien-pensar> y el <mal-hacer>. Me viene al pensamiento ese dicho tan famoso que dice más o menos que lo que hagas con la mano izquierda que no lo sepa la derecha.

Ejemplos innumerables los encontramos en la literatura y el cine, principalmente norteamericanos. En la trama de muchas de estas películas y libros, sobre todo, aquellos de género policíaco o negro. Por ejemplo en las películas de Raymond Chandler,  el hombre justo -el detective Marlowe- deber recurrir a los métodos del maleante -para cazar al gangster, a veces, el detective  tiene que usar la fuerza bruta o la violencia contra ellos para defenderse de sus ataques o bien para sacarles confesiones, etc.

Siguiendo con la doble moral del crápula, en nuestro caso un gangster, éste no dudará en utilizar argumentos morales para dar cuenta de sus actos más reprensibles. Así, por ejemplo, al final de sus fechorías, de su reinado de terror, que los espectadores contemplamos al final de las películas, asistimos al tradicional encuentro directo entre el gangster y la policia y en el que éste, a modo de confesión en algunos casos, justifica a sí mismo y a su causa diciendo, por ejemplo, "solo seré juzgado por Dios", "hice lo correcto, lo que necesitaba la organización", "Somos la familia" a pesar de que ésta venga acompañada de asesinatos, extorsiones, etc.

No obstante, discrepo cuando Rosset cuando al final del capítulo que "el único críterio sólido que permite establecer la división entre lo que reprensible y lo que no lo es, no es de orden moral sino jurídico e institucional; que le corresponde en definitiva a la ley, y sólo a la ley, decidir lo que es justo y lo que es delictivo, de acuerdo con lo que es conforme o no a su texto. Y que cualquier otra visión sobre el asunto es ilusoria: no solamente la moral de Kant, sino asimismo cualquier otra moral, desde el momento en que, como sucede siempre, pretende añadir a la observación de los hechos una apreciación de las intenciones"- página 166-.

Sin embargo, no estoy de acuerdo con la cita de Rosset de que el único critero sólido que permita establecer una división entre lo que es reprensible y lo que no lo es, no es de orden moral sino jurídico e institucional. En mi opinión, no puede hacerse una única interpretación sobre el concepto de buena voluntad ligándola a una utilización determinada de ésta -en este caso la moral crápula, gangster-. No se puede reducir el término buena voluntad, como en el libro se hace, únicamente a la moral crápula. Si bien, los seres humanos hacemos un uso subjetivo, interpretativo y utilitarista a veces de nuestras afirmaciones, también es verdad que otras prácticas, otros usos, otros valores, legitiman un uso distinto al que le da Rosset. Y aunque Nietzsche afirmara que no hay voluntad desinteresada... es decir, que en el fondo siempre actuamos por algún interés... si bien podemos estar de acuerdo en que los seres humanos actuamos en pos de un interés propio, afirmo, con la misma contundencia que lo anterior, que este interés propio no siempre es en nuestro beneficio, a veces, incluso podemos llegar a actuar conscientemente en contra de nuestro beneficio... -como decía Dostoievski "el hombre quiere en su entera voluntad que incluso dos más dos lleguen a ser cinco" -añado, que en el libro Memorias del subsuelo lo expresa el protagonista para llevar la contraria, por voluntad, a todo tipo de determinismo-.

Incluso concibo que podemos llegar ha actuar en nuestro interés en pos de un fin mayor, de una satisfacción mayor, que, a veces, se corresponden con valores éticos y morales. Por ejemplo, la célebre frase de Maquiavelo "el fin justifica los medios" es un ejemplo paradigmático. En la historia del pensamiento político, a Maquiavelo algunos le consideran un realista político; para otros, ejemplo del cinismo político -maquiavelismo-.A la frase "el fin justifica los medios" la mayoría de la veces centramos el punto de interpretación en las consecuencias inmorales, de maldad, etc que conlleva que da igual qué tipos de medios se utilicen para la consecución de un determinado fin, es decir, que se justifique cualquier medio inmoral, violento, etc si es en beneficio de un fin mayor. Lo que yo digo es que, a veces, se puede entender el concepto de buena voluntad como aquella que expresa un modo de comportamiento que lo único que quiere es conseguir llevar a buen puerto la acción emprendida; sin embargo, pienso que no es sólo lo que mueve a una buena voluntad que se haga bien esa acción, si no que, en el fondo, incluso podemos llegar a encontrar sentimientos, feelings, entendido a la manera de Hume, es decir, que en el fondo de nuestras acciones e interpretaciones actuamos según un determinado feeling con nuestro otro. ¡Ese sentimiento puede ser de solidaridad, de cariño, de amor e incluso un sentimiento trágico!. Así, la moral de una acción quedaría finalmente reservada a un sentimiento de afinidad, de simpatía o no con nuestro semejante pudiéndose llegarse a utilizar  medios irreales, falsos incluso -siguiendo con la reflexión de este post, la magia sería un buen ejemplo de ésto- en pos de un buen fin. Contra el determinismo de que todo debe ser así y "esto es lo que hay", existe una voluntad que se mueve entre medio, que no es intencionada -mi interés propio- ni desinteresada -no hay voluntad sin interés-, si no que, por el contrario, simple y humanamente es fruto de la propia humanidad. Mentir sobre los reyes magos justifica un buen fin, la alegría de los niños. Ahora sí, recurrimos al gusto por el irreal bueno.  

En otro de los capítulos llamado el milagro griego, Rosset sigue, desde otra perspectiva, el asunto de ser y no-ser ahora presentándolo a través de las figuras de Hölderlin y de Nietzsche o de lo que es lo mismo: del romanticismo y del vitalismo.  

Para Rosset, Hölderlin representa el hombre romántico del idealismo alemán que piensa que el hombre ha perdido su lugar y su identidad propias, su relación con el Todo, lo Absoluto, la Naturaleza propia del griego antiguo. Éste hombre es la sombra de lo que fue aquel. Para Hölderlin el hombre moderno no puede encontrarse en la experiencia presente, incapaz de descubrir razones para vivir y actuar: sólo debe buscarse en un pasado legendario.

Por contra en Nietzsche, ocurre lo contrario: Para éste, la aceptación regocijante de uno mismo por sí mismo, ante y contra todo, que caracteriza al espíritu de la tragedia griega, es la felicidad y el mayor logro estético. "El aquí y el ahora". Espíritu dionisíaco que se opondrá al ideal romántico de fabular sobre un mundo distinto del nuestro. Ideal romántico que representa el instinto de denigración, desprecio y venganza contra la vida en pos de "otra" vida y "mejor".

Una vez leído el libro me hago las siguientes preguntas: ¿Qué es lo real? ¿Qué es verdad?

A mi entender, existen varias respuestas-alternativas:

1.      Existe el no-ser de Platón: no-ser entendido como mentira, falsedad, artificio, error.
2.      Y el no-ser de Rosset: gusto por lo irreal pero que no se opone a lo real, si no que juega con la realidad simulando. Además, para Rosset existiría otro no-ser que es un irreal y que se opone a lo real.
Reflexión: el no-ser simulador es verdad en su realidad. Y tiene una relación de parentesco con el ser-es en cuanto a lo real en tanto que no se opone a éste, pero es falso porque se opone a lo real.

Dejo la importante cuestión psicológica para otro estudio: ¿Qué relación tiene lo aquí explicado con lo real, lo simbólico y lo imaginario en Lacan?

Alfonso García Carrillo

No hay comentarios:

Publicar un comentario