jueves, 10 de enero de 2013

Félix de Azúa: Historia de un idiota. III parte y última.




Retomamos las vicisitudes de nuestro querido protagonista, si queréis...

En nuestro anterior capítulo, vimos el proceso de transformación de nuestro protagonista, el cual va desde el relato de sus experiencias vitales en el terrero de la infancia, del sexo y del amor a un fuerte y decidido interés por la filosofía. Vimos como su nueva conciencia filosófica le empuja hacia radicales reflexiones filosóficas sobre él mismo y sobre el Mundo que le llevan a querer escapar a los propios límites de su pensamiento, del lenguaje, y de él mismo. Y asistimos a como el protagonista digiere mal esas cuitas filosóficas, que le llevan a  un intento de suicidio que acaba en fracaso -yerra el disparo del fusil llevándose por delante sólo su oreja-.

Ésta experiencia reveladora y trágica, de la cual uno no vuelve a ser el mismo, el propio protagonista nos la relata:

-"Estaba vivo, no me cabía la menor duda, pero también ESTABA MUERTO porque la decisión de quitarme la vida formaba parte de mí." ... 

-"El triunfo sobre la muerte es una de las más intensas sensaciones que se puedan experimentar. Los colores, los olores, el tacto, los ruidos regresan renovados. El mundo entero que yo había triturado en el interior de mi noche a martillazos de abstracción, regresaba como una bestia caliente y viva"...

-"El SUICIDIO es el último grado de investigación acerca del contenido de la felicidad.... Sólo unos pocos son auténticos HÉROES DEL CONOCIMIENTO, y sólo ellos pasan la prueba de la vida".

Nuestro protagonista ha escapado a la muerte, pero ya no será el mismo. En el fondo, algo ha muerto en él, el interés vital por pensar. Quizás, no quiere castigarse con preguntas que ya no tienen respuesta para él, quizás piensa que sus cuitas filosóficas le han llevado por un camino de lucidez, sí, pero también de pesimismo y angustia existencial que casi acaban con su vida. No obstante, no renuncia a seguir buscando el contenido de la felicidad y, ahora, se propone buscarlo en el Arte.

-"Lo esencial de mis próximas tareas era la inocencia perdida, el olvido de la etapa infantil del conocimiento, y la penetración en el ámbito adulto, severo, PELIGROSISIMO, de ese saber último al que llamamos ARTE".

-" No hay posibilidad alguna de arte verdadero sin haber muerto. Tanto si era para recuperar el tiempo perdido, como si era para contar con los dedos los acentos del Himno a la memoria, EL ENTERRAMIENTO era parte substancial de la obra, porque SÓLO DESDE LA VISIÓN DEL MUERTO PUEDE RECORDARSE EL MUNDO VERDADERO. <El mundo verdadero>, sólo es evidente, a la memoria o como memoria. Es el mundo aquí y ahora, pero DEBEMOS VERLO COMO PASADO, porque debemos verlo COMO SI YA HUBIÉRAMOS PASADO"...  

-"¿Y en qué consiste la felicidad de un muerto?. Iba pues a investigar el contenido de la felicidad artística COMO CULMINACIÓN DE LA FILOSOFÍA, y para ello debía olvidarme definitivamente de mí".

Interesante reflexión sobre el escritor y la realidad: sólo estando ya muerto, -metafóricamente hablando- desde el enterramiento voluntario, desde la soledad, el recluimiento, se puede recrear la realidad, se puede hablar de la <realidad verdadera>, entendida ahora sólo como pasado pues el presente ocurre aquí y ahora a toda velocidad sin entenderlo. Pues, sólo nuestros actos toman cierto sentido desde el ejercicio del recuerdo, del recordar y reescribir tu vida, tus memorias. Ecos de Proust... 

Y, amigos y amigas ¡qué tristeza desprende nuestro querido protagonista1, ¿verdad? Sin embargo, que atracción, que subyugamiento ejercen sobre nosotros estos lúcidos pero trágicos personajes. Es realmente curioso y sorprendente que NO PODAMOS PRESCINDIR DE SUS PALABRAS Y DE SUS ACTOS, de lo que les pasará...

La felicidad artística

Empezaremos este nuevo capítulo haciéndoos una pregunta lectores: Muchas veces nos hemos preguntado: ¿Por qué el arte encumbra a unos y no a otros? ¿Todos somos artistas?

Amigos, quién no se ha preguntado alguna vez sobre alguien encumbrado por el arte: ¿¡Cómo puede ser si parece un auténtico gilipollas como persona!? Pues, un ser abjecto en el trato humano puede ser, por el contrario, considerado, encumbrado como artista si es tocado por la varita mágica del arte. O ¿Cómo nace el artista?.
 
Eso mismo se lo pregunta nuestro protagonista, que quiere hablaros de lo que vio y de lo que sabe. Oigamos, está impaciente por volver a hablarnos...
-"Inventamos artistas y obras de arte como INVENTAMOS un amor o como inventamos una historia fantástica" ...

Además:

-"Una obra de arte elige en quien producirse",  "EL ARTE VIENE DE AFUERA"...

Es decir, si somos tocados, caprichosamente, por el arte.

Asímismo seamos sinceros, somos parte del problema...

Ese llamado arte, con minúscula, es encumbrado por unos, por una élite:  marchantes, artistas e intelectuales. Los intelectuales difunden la estética de la obra en los medios artísticos formando parte de la nómina de suplementos culturales, galerias, fundaciones, universidades, etc. Son erigidos como los críticos de la obra, los totems. Sus reflexiones y apuntes serán difundidos por el altavoz del aparato mediático, profesionalizándose y cobrando por ello Sólo ellos tendrán acceso al santo lugar... Los artistas comerciales venden sus obras como producto-mercancia, expuestas en las galerias de arte, cobrando cantidades desorbitadas e indecentes de dinero en las subastas de arte y por su cotización en el mercado del arte. Y los marchantes, los patrocinadores del artista, su mecenas, vampirizan al artista y explotan en términos de mercancia y de dinero todo lo relacionado con la obra. El público y la opinión pública sólo tienen que darle su consentimiento, afianzarlo y elegir...

Por tanto, en cierta medida la felicidad que proyecta el mundo del arte comercial es ilusoria; entendiéndose éste como negocio artístico. Aunque, por supuesto, hay honrosas excepciones: hay artistas alejados de los circuitos comerciales que van por libre y que no están subordinados al mercado, y aún quedan lugares para la práctica artística no comercial. 

Para aquel no tocado por la varita mágica del arte, el contenido de la felicidad debe estar en otro lugar...

 La felicidad personal y la visión de un idiota.

Amigos, prestemos mucha atención a las últimas palabras del que se llama idiota valorando sus advertencias y su sabios consejos...

-"Aquel que había hecho el recorrido había quedado atrás ... Me sentía depositario de una experiencia sin sentido ni contenido, pero comprensible en tanto que pasado. Era el depósito de un conjunto infinito de datos singulares que sólo yo poseía, gracias a que yo no era yo, sino el recuerdo de un yo que se había concluido. Me estaba sobreviviendo a mí mismo, pero no podía volverme a matar, porque ya estaba muerto"...

-"En el furor de mi investigación no había podido escapar a mi propio proyecto. Yo me había construido como EL SUPERADOR. ¿Qué me había impulsado a no dejarme poseer por nada? ¿De qué escapaba cada vez que abandonaba un instante de plenitud, convencido de encontrarme ante una nueva trampa?"...

-"Yo mismo me había expulsado de la vida que me pertenecía. NO HABÍA QUERIDO VIVIRLA, SINO REDUCIRLA A UN PURO INSTANTE DE SUPERACION QUE LA ANULARA. <<¡Bah, no vale la pena...!>, esto había querido yo decirle a la vida que me correspondía, creyendo engañarla con un gesto despectivo...

-"Recordé una escena de mi infancia. Una prima mía nos llevó al cine la tarde de Navidad. Proyectaban El mundo submarino. Desde las primeras imágenes me sentí poseído por una dolorosa sensación de placer total. Pero el ARREBATO ante los colores, la fantasía, la monstruosidad era EXCESIVO PARA MIS FUERZAS. Así que a los cinco minutos comencé a preguntarle a mi prima, con la insistencia de un perturbado, si faltaba mucho para que la cinta terminara. Cada cinco minutos repetía la misma pregunta. Pero ella no comprendía la ANGUSTIA AXFIXIANTE de aquel niño descubriendo, por primera vez en su vida, el placer consciente; y su desesperación porque algo tan descomunal estaba SUJETO AL TIEMPO. ¿Cómo podía terminar una cosa así? Una cosa así tenía que ser eterna O NO SER. ¿Cómo podía soportar el niño que alguien descorriera una cortinilla, y luego volviera a cerrarla? <<Ya tienes bastante>>, me decían.  Nunca más tendría bastante. Yo nunca más podría aceptar que lo bueno de la vida fuera un REGALO AJENO Y CASUAL. Yo debía RECHAZAR aquel regalo. Es decir, SUPERARLO ...
-"Aquella tarde descubrí el valor del suicidio, pero, incapaz de darle contenido real, lo guardé como una simiente en mi pobre cabeza. Allí creció como una gigantesca planta carnívora y fue devorando todos mis instantes de placer, hasta acabar con mi vida entera. Yo era el resultado de aquella experiencia; un cadáver consumido por el deseo de morir. No estaba muerto de un modo completo, pero había logrado MATAR LA DEPENDENCIA, LA ANGUSTIA, sí, pero como esos locos frenéticos a quienes se les extirpa un trozo de cerebro y quedan en un estado vegetativo".
-"Ahora, desde mi muerte a medio hacer, recuperaba los fragmentos de la tragedia. Fragmentos de cuerpos, de objetos, de pensamientos. Un mundo hecho pedazos, de imposible recomposición. LA VISIÓN DE UN IDIOTA.
-"Los muertos tendemos a un destino desconocido, sin prestar atención a lo que aparece a lo largo del camino; y cuando hemos alcanzado ese destino, una voz burlona nos dice que nuestro destino era PRESTAR ATENCIÓN Y DESCANSAR, en cada una de las revelaciones que se habían ido abriendo a nuestro paso; cada una de las cuales, a su vez, nos aconsejaba NO BUSCAR NINGÚN DESTINO, NI MUCHO MENOS UN DESTINO FELIZ. Sólo de ese modo se lucha contra la asfixia y la angustia del tiempo y del dueño de la cortinilla; prestando atención a lo que se ENCUENTRA, y no a lo que se BUSCA".
Bien, ya ha hablado suficiente nuestro protagonista. No le pidamos que nos cuente cómo le va su vida en adelante y despidámonos de él.  Seguramente, vive una vida muerta, una vida carente de vida, una vida sin sentimientos. Si bien, alguna vez, en nuestra vida rutinaria -en la tuya, en la mía- podamos encontrarnos con alguien como el que nos ha ocupado aquí.

Fin






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